jueves, junio 25, 2009

No me gusta ver lágrimas caer.

Publicado por V. en 7:15 p. m.
Sí señores, ¡lo admito! Últimamente he estado pasando por una etapa semi-depresiva tipo "córtate las venas", de lo más cebolla que hay. Escucho canciones tristes y melancólicas, me siento identificada con ellas, pienso que nadie podría haber traducido mejor mis sentimientos. Observo el nublado cielo que amenazantemente viene cargado de nubes negras y pienso "hasta el clima empatiza conmigo". Luego me río de mí misma por ser tan ridícula, por ser tan dramática, por darle importancia a cosas que simplemente no la tienen. Y es que por alguna extraña razón me siento sola y por eso vago por las calles como un zombie en busca de alguien que pueda leer mis escondidos sentimientos y consolarme.

Me gustaría poder ser yo misma ese alguien. Y es que muchas veces caminando por el campus veo a otras mujeres de cara larga, con la mirada perdida, con los ojos vidriosos, con ese pesar en el pecho que se transmite hasta los pies, traduciéndose en un pesado caminar lleno de angustia. Más de alguna vez he visto alguna muchacha llorando con los ojos hinchados y enrrojecidos en esos banquitos que están camino hacia el Hall Universitario, probablemente el lugar donde he visto más mujeres llorando. Mujeres, ¿por qué estamos tan tristes?

¿Ha sido un hombre malo el que os ha hecho sufrir? Podría ser mi caso, pero no, eso sería culpar al empedrado. ¿Es que acaso hay problemas familiares? ¿Es que acaso han perdido un ser querido? ¿Es acaso la frustración ante la impotencia del día a día? ¿Será que acaso nosotras mismas nos estamos victimizando?

¿Por qué sufrimos? En mi clase de teología aprendí que esto se debía al apego a las cosas materiales, temporales, perecibles. Porque claro, cuando nos apegamos a algo ó alguien y luego lo perdemos, entonces sufrimos. La vida es transitoria, y así también los seres y las cosas que vamos encontrando en ella. Si nos apegamos, sufrimos. Porque la vida es como el agua, que fluye y corre libre por nuestros dedos. ¿Acaso debemos llorar cuando no podemos retener el río entre nuestros dedos? No; debemos ser fuertes, debemos comprender que el río fluye con fuerza por un motivo.

Y es esa la fuente principal de mi sufrimiento: intolerancia al cambio, falta de adaptación. Es que no puedo evitar sentir nostalgia por el pasado, por los momentos bellos que alguna vez viví, por las personas hermosas con las que alguna vez compartí. Les extraño constantemente, y por eso sufro, por eso lloro.

Y es por lo mismo que cuando veo a una chica llorando desconsoladamente en alguno de los banquitos de camino al Hall inmediatamente siento el impulso a acercármele, tomar su mano, preguntarle qué es lo que pasa, decirle que no se preocupe, que la vida es flujo y nosotras debemos aprender a fluir con ella. Que si nos convirtiésemos en agua correríamos felices por la vida, como un río que va alegrando con su sonido al resto de la creación. No debemos llorar un río, debemos ser el río. Es la única forma de ser feliz.

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