sábado, agosto 25, 2012

El Regreso de "La Voz"

Publicado por V. en 2:36 p. m. 1 comentarios
Decidí darle una nueva oportunidad. No podría haberla silenciado por más tiempo. Esa voz interior que, inquieta, buscaba acompañar con su narración cada uno de los instantes de mi vida. Me seguía a todas partes, como una sombra, no me dejaba tranquila, ya no susurraba, sino que me gritaba al oído...¡QUIERO SALIRRR! ¡DÉJAME HABLARRR! ¡OYE, TÚ! ¿QUE ACASO NO ME ESTÁS ESCUCHANDO? ¡QUIERO HABLAR! ¡NECESITO HABLAR!

Y bueno, aquí está...hablando una vez más. Ya respira un poco más tranquila. Al principio salió a borbotones, derramando palabras por doquier. Sufrió un ataque de verborrea. Lo que había comenzado como una gotera, se convirtió una cascada de pensamientos y sentimientos que escapaban con propulsión a chorro.

Cuando ya no pudo más, y tomó aire para descansar, le tiré la pregunta... "¿oye, y qué era eso tan importante que me querías decir? ¿eso que tanto te has quejado que no te permitía expresar? A ver niñita, suéltalo rápido mira que no tengo mucho tiempo..."

"¿¡Tiempo!?" --me respondió exaltada. "¡Si no fuera por mí, ni tendrías noción del tiempo! ¡Nada te importarían los días, los minutos, ni las horas! ¡Y a mí me vienes a hablar de tiempo!".

Me di cuenta que andaba demasiado exhaltada y que era mejor calmar los ánimos. "Bueno, está bien...tienes razón, hace mucho tiempo que no conversamos, ¿de qué te gustaría hablar?" Y le sonreí dulcemente, pensando en todos los bellos momentos que he compartido junto a ella: desde los más tiernos años de la infancia, hasta el día de hoy. Es una amiga incondicional, de esas que siempre te acompañan, tanto en las buenas como en las malas.

"Sólo quería que me dediques un tiempo", me dijo. "Extraño los días en que tan sólo con sonreírte ya sacabas un trocito de papel y comenzabas a garabatear mis palabras. Me encantaba jugar con la tinta y a veces hacer travesuras en los márgenes...esos dibujitos tan divertidos que hacíamos, ¿recuerdas?"

Y entonces me remonté a los días estivales en que, escondidas entre las hortensias de la abuela, juntas imaginábamos grandes aventuras que luego poníamos sobre papel. La esencia floral que emanaba de las hojas aromatizadas de mi "diario de vida"...¡cómo olvidarlo! Los diseños en tono pastel que decoraban la papelería, la tinta color púrpura de lápices coronados por una cabeza de Hello Kitty...

Entonces nuestras historias eran todas color de rosa, sobre princesas que encontraban al amor de su vida, y unicornios azules que tenían poderes telepáticos de comunicación. Con el tiempo nos fuimos poniendo más serias y graves, nos interesaba profundizar sobre diversos aspectos de nuestra vida cotidiana, expresando nuestras opiniones sobre esto y aquello. ¡Qué buenos tiempos! 

Y hoy me la encontraba una vez más, flaca y demacrada, llorando a gritos, rogándome que la escuchara. ¿Qué más podría hacer? Una vieja amiga en busca de ayuda...
Simplemente, y en un gesto de auténtico arrepentimiento, la abracé. ¿Cómo pude haberla ignorado? ¿Abandonarla así durante tanto tiempo?

Y fue así, que comenzó "El Regreso"...y aquí estamos, escribiendo.



 

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