lunes, agosto 24, 2009

Ich spreche Deutsch nicht!

Publicado por V. en 9:08 p. m. 0 comentarios
Y fue así que llegó el día de la famosa prueba de fonética: la primera del semestre, la que de seguro voy a reprobar. Miss C. estaba de lo más alegre, regocijándose de tan sólo saber que al menos el 80% de la clase le temía, y del 20% restante todos le tenían respeto. Segura de haber encontrado la fórmula perfecta que haría reprobar al menos al 70% de los estudiantes, entregó los examenes dados vuelta. Nadie se habría atrevido siquiera a tocar la inmaculada hoja de papel antes de recibir su orden, ni aunque el mismísimo Diablo les amenazara con la más terrible penuria de los infiernos: la furia de Miss C. sería aún peor.

Asustados esperaban el dictamen de su sentencia: al voltear el montículo de lo que serían al menos diez páginas de penosa tortura inquisitiva no habría vuelta atrás. Las preguntas serían de seguro imposibles; nadie pasaba la primera prueba con más de un 4,0. Pero de seguro nadie habría imaginado lo que vendría a continuación: nada más diera Miss C. la señal que todos se encontraron con la peor de las sorpresas. LA PRUEBA ERA ININTELIGIBLE.

"Excuse me, Miss! But I think your computer might have made a mistake...it apparently mixed up all of the letters", atrevió a aventurar un valiente. "Falsch? Was meinen Sie damit genau?". Sí, probablemente lo que el chico no se atrevió a decir fue que lo que se veía impreso en el examen no era precisamente lo que la gente conoce como inglés, sino...ALEMÁN.

"Ja, Ich dachte es wäre unterhaltsam für alle zu die Prüfung in Deutsch zu beantworten", dijo Miss C. en una sonrisa de oreja a oreja. ¡Increíble! Ya no era sólo la complejidad de las preguntas los que haría caer a más de la mitad de los alumnos en una batalla campal contra los difíciles conceptos de la fonética, sino que ahora les exigían responder en una lengua que quizás nunca antes habían oído.

Se levantó el mismo chico que había osado a comentar sobre un posible error en la tipografía. Ese que siempre alzaba la voz en tono de protesta. Miss C. lo conocía bien. "Haben Sie noch Fragen?", amenzante preguntaba la señora, en aires triunfantes. Él miró desesperanzado; era una batalla perdida. Pero por algún motivo sentí que sería el momento de probar lo que sabía, y por eso me alcé en un arranque de ira y exclamé: "Professorin, das ist so unfair!". Fue entonces que me percaté de lo ingenua que fue mi osadía.

"Ja? Warum sagen Sie das?" fue lo que pronunciaron sus labios hirientes.

Y entonces me quedé muda. ¿Qué más podría decir? ¡Con suerte podía poner tres o cuatro palabras juntas! ¡Mi alemán es pobre e insuficiente! Quería hablar, pero no podía: ¿por dónde empezar? Tenía que dar la pelea, pero no podía.

Me sentí ahogada por la impotencia: quería gritar, correr, liberarme de las trabas del idioma. Por suerte desperté; todo había sido un sueño. Era día lunes, la prueba sería el jueves...todavía había tiempo para estudiar.
 

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