lunes, enero 28, 2008

Alma de escritora

Publicado por V. en 7:50 a. m. 2 comentarios
Anoche nuevamente tuve problemas para dormir: esta vez desperté en medio de la noche segura de que sería víctima de una posesión demoníaca. ¿Me estaré volviendo loca? Lo único que sé es que nunca más volveré a ver "Supernatural", me está afectando DEMASIADO. Y yo que ayer me sentía tan tranquila y feliz; lo que pasa es que descubrí algo.

Estaba leyendo "Mi país inventado", un libro de Isabel Allende que mi abuela me ha obligado a leer. Me carga eso de las lecturas obligatorias, porque me recuerdan al colegio y todos eso libros que leí de mala gana. Aunque debo admitir que la mayoría fueron bastante buenos y los disfruté a concho. Lástima que los profesores no supieran sacarles mayor provecho, siempre con sus controles preparados a última hora. Si los profes realmente te obligaran a pensar en las pruebas, creo que habría muchos más jóvenes adictos a la lectura. Pero con sus preguntitas de "cómo se llamaba el protagonista y cuál es su papel en la novela", el estudiante no necesita más que leer un resumen. Qué pena.

Pero volviendo al libro de Allende, hasta ahora lo que más me ha sorprendido es la nota introductoria. En ella dice que lo que la impulsó a escribir ese libro fue una curiosa pregunta en una entrevista; algo sobre la nostalgia que se leía en sus novelas. Pero eso no es lo que más me importa, sino una mención mal documentada que hace a una escritora afroamericana que señala que los escritores son personas que se sienten diferentes y que por lo mismo necesitan exprimir sus pensamientos para darse a entender.

¡Me encantaría saber qué escritora fue esa! Creo que no puede haber comentario más acertado, y Allende concuerda conmigo en esto. Ella explica que aunque siempre quiso sentirse parte del "grupo" nunca lo logró, y que de alguna manera siempre era la marginada. Identificada sería poco para describir lo que sentí al leer esa introducción, ¡era el vivo retrato de mi vida!

Y yo que pensaba que la escritura se me daba como algo reciente. La verdad es que sólo en cuarto medio me atreví a publicar algunos escritos en el periódico escolar, y luego otros cuantos en diversos pasquines de la universidad. Pero me equivocaría en decir que sólo escribo desde entonces, ya que publicar no significa precisamente que nunca antes haya escrito. De hecho, el otro día, mientras ordenaba mi desbaratado armario, descubrí por lo menos tres cajas llenas con mis diarios. Las fechas van desde el '96 en adelante. Es decir, que vengo escribiendo desde aproximadamente los 9 años.

Esto lo recuerdo con claridad: mientras la mayoría de los niños hacía sesiones de espiritismo durante los recreos (en una época en que jugar con la ouija estuvo increíblemente de moda), yo me escondía en los pasillos para escribir en mis diarios. Ahora veo que tenía medio reprimido este miedo hacia lo sobrenatural, ¡qué tontera! Y también recuerdo lo humillada que me sentí cuando uno de los niños robó mi diario de la mochila y lo leyó frente al curso. En esas páginas se profesaba mi amor por un chiquillo de orejas grandes y piernas largas a quien sigo viendo muy de vez en cuando.

Ahora, si rescatamos lo positivo por sobre lo negativo, que es lo que me gusta hacer a mí, podemos ver que llevo una larga tradición de escritura; exactamente once años (considerando que sólo he vivido veinte). También me alegra ver que los tópicos han ido evolucionando desde "Querido Diario, hoy me levanté temprano para ir a jugar con la Pupi" a lo que estoy escribiendo hoy. Bueno, tal vez no haya variado taaaantooo...creo que sólo he omitido el "querido diario" y ahora escribo para un público invisible. Aunque mi vocabulario y redacción han mejorado mucho, y mi vida es ahora un tanto más interesante y menos monótona que antes. También estoy un poco más introspectiva, ya que antes sólo me limitaba a narrar lo que veía.

¿Será que esta incomodidad de piel es lo que constituye mi esencia? Si no fuera por ese "sentirse diferente a los demás", en un modo que me transforma en un ser especial, tal vez sería parte del grupo, de los "normales" (si es que existe tal cosa), y no estaría escribiendo para gente desconocida. Y si todos esos tal veces se sumaran y se hicieran realidad, seguramente no sería la misma persona. Rara ó no, incluída ó postergada, me gusta ser como soy...ser diferente, ser especial (quitando todas las connotaciones burlescas que algunas personas gustan dar a estas palabras). Y quizás algún día llegue a ser una gran escritora, y si no, por lo menos moriré con el gusto de haber dicho la última palabra, lo que nadie se atreve normalmente a decir.

domingo, enero 27, 2008

Mentes Peligrosas

Publicado por V. en 2:07 p. m. 0 comentarios
Si no he publicado nada últimamente es simplemente porque no he escrito. Pasé cinco días atrapada viendo "Supernatural", una serie que mi hermana arrendó. Para los que no la conocen, se trata sobre dos hermanos que -siguiendo los pasos de su padre- se dedican a cazar demonios y espíritus, y todo lo que entre en la categoría de lo sobrenatural. Sinceramente, no es algo que yo habría escogido ver, pero dado que estoy de vacaciones, no me molestó tener que verla.

Yo me considero una persona bastante escéptica para estas cosas ya que, para mí, los demonios no son más que la representación del mal creada por nuestra mente. En otras palabras, si alguien me amenazara con el diablo, para mí sería lo mismo que me deseara un mal sueño ó un dolor de cabeza. Pero en esta serie, el mal se encarna en figuras de aspecto siniestro que generalmente tienen el único fin de causar daño a la especie humana. En el fondo, no es nada muy terrible. El problema fue que, episodio tras episodio, comencé a compenetrarme con el mundo de "Supernatural" hasta el punto en que me sentí cazadora (muy "Buffy", lo sé) y pensaba que en cualquier momento una "presencia" vendría a atacarme. Nada para preocuparse dado que mi fabuloso don de la imaginación me ayuda a integrarme con facilidad en los mundos de los libros y las películas. Pero llegó un punto en el que comencé a tener miedo, de verdad.

Fue así que una noche me fui a dormir, y durante la madrugada desperté exaltada. En mi sueño, algo me perseguía, y a pesar de todas las dagas voladoras que le lanzaba, no era capaz de detenerlo. Luego, tras abrir mis ojos en medio de la oscuridad, habría jurado ver una sombra maligna que se ocultaba al otro lado de la ventana. Mantuve mis ojos bien abiertos tratando de discernir qué era lo que creaba esa sombre tan curiosa. "Son las ramas del hibisco", me dije no muy convencida. Traté de obligarme a recapacitar, yo sé que todo el miedo que sentía en el momento era resultado de una alucinación creada por la serie. "No seas tonta", me sugerí, "no hay nada ni nadie que quiera atacarte, es sólo tu mente peligrosa". Maldecí el gran poder de imaginación que siempre he tenido...yo, que siempre me imagino a los personajes de las historias, con voz y todo, con un andar particular, con cierto estilo de vestir, la música y el setting. ¡Qué estupidez más grande! ¡Ya po, mente, córtala! ¡Quiero dormir, tengo sueño!

Tras una larga lucha conmigo misma, con mi peligrosa y traviesa mente que me hacía imaginar monstruos asesinos al otro lado de mi ventana, detrás de la puerta, debajo de la cama y dentro de clóset, finalmente logré recobrar el sueño. Sin embargo, al otro día, recordé que la mañana anterior algo extraño me había sucedido: estaba cantando una canción y cuando encendí la radio del auto...estaban cantando la misma canción, justo en la parte que yo iba! ¿Acaso una extraña coincidencia? No, seguramente era un "augurio" de que algo sobrenatural estaba por venir. Me reí de mí misma por pensar tantas tonteras y me olvidé de todo enseguida.

Ese día fue tan común como cualquier otro, salvo por la visita de unos parientes lejanos que venían a vernos desde EE.UU. Fue una tarde bastante amena, y me fui a dormir cansada de jugar con mis recién conocidas "sobrinitas". Pero en medio de la noche volví a despertar, esta vez segura de que las figuras de los cuadros se movían, y que definitivamente había algo malvado al otro lado de mi ventana. "Dios, si me ayudas a dormir tranquila, te juro que mañana voy a misa...lo prometo!". Esa noche no sólo rogué a Dios, sino también a la virgen y a los santos ángeles custodios...necesitaba dormir en paz! Poco después logré serenarme y dormir lo poco y nada que quedaba de noche. Amanecí con ojeras de tres metros de largo. Yo me había convertido en el ánima a la que tanto temía.

Antes de salir, me encontré con mi abuela. "Hoy cumpliría 50 años de matrimonio si tu abuelo todavía viviese". Ante palabras tan emotivas, no pude sino mirarla con cariño y darle un abrazo. Luego me dijo, "sólo me acordé porque hoy amanecí misteriosamente con las tapas en orden inverso: las sábanas arriba, el cubrecama abajo. Supongo que tendré que ir al cementerio, no quiero que me anden penando." Ese día las dos supersticiosas fuimos a pagar nuestras mandas: yo a misa, y ella al mausoleo. No podría explicar el alivio que sentí cuando el sacerdote dijo "Hemos celebrado la misa, pueden ir en paz."

domingo, enero 20, 2008

Reflexión

Publicado por V. en 6:19 a. m. 0 comentarios
Una amiga me contó que sólo el 10% de lo que vivimos corresponde a cosas que nos suceden, mientras que el otro 90% corresponde a cómo reaccionamos frente a ellas. En otras palabras, sólo el 10% corresponde a nuestras acciones, mientras que el 90% son nuestras reacciones.

A algunos esto les pareció bastante justo, pero a mí me dejó un tanto impactada: ¿es que acaso la vida no se construye en base a hechos, sino en base a lo que nosotros pensamos, discutimos ó soñamos? ¡Vaya pérdida de tiempo!

Pero si lo pensamos es bastante cierto, ó por lo menos yo siento haber pasado la mayor parte de mi vida reflexionando sobre pequeños hechos que a muchos pudieren parecerles insignificantes. Es cómo el "efecto teléfono": ¿nunca te ha pasado que has estado describiendo a un amigo todo lo que pasó durante 15 minutos...pero para eso te tardas aproximadamente dos horas? Exactamente dos horas hablando sobre lo que ocurrió en sólo 15 minutos, te das vueltas sobre pequeños detalles, recalcas detalles que te llamaron la atención, haces bromas sobre un incidente en particular y así...pum! dos horas se fueron!

Este mismo blog es una prueba del tiempo que se gasta hablando sobre un pequeñísimo suceso: mi amiga me comentó sobre un dato freak que había leído. El resultado? He pasado al menos 10 minutos escribiendo sobre ello. Ella no tardó más de 30 segundos contándomelo.

Sin embargo, ahora que lo pienso, esos 30 segundos no fueron tan importantes ó significativos para mí como toda la reflexión que vino con ellos. En el fondo, son las reflexiones, las discusiones, los sueños los que le dan el gustito a la vida! Qué fome sería que la vida se nos pasara de largo en una serie de hechos que no tuvieron la más mínima significancia para nosotros, que pasaron por pasar, en los cuales nunca nos detuvimos a pensar.

Tal vez eso responde a la pregunta: por qué siempre se hace noticia sobre las cosas malas? En el fondo porque son las cosas malas las que nos impactan, las que nos hacen detenernos un momento a reflexionar e incluso a actuar. Después de todo, esta misma reflexión es la que me lleva a concluir que el 90% de mi vida es lo que más aprovecho. Mmm...dulces pensamientos :)

jueves, enero 17, 2008

Y llevaba los zapatos rojos...

Publicado por V. en 1:29 p. m. 0 comentarios


Y llevaba los zapatos rojos...

Elvira se miró en el espejo: llevaba ese vestidito tejido de color damasco que a su abuela tanto le gustaba, dos gruesas trenzas colgaban tras cada mejilla, y una de sus calcetas blancas estaba más baja que la otra. Derrepente sintió cómo la brisa acarició su cuerpo, dejando esa rica sensación de cosquilleo en la nuca. Su vestido se unió en una breve danza mientras jugaba con el viento.

Era un día cualquiera en el que Elvira viajaba como de costumbre entre las estaciones de San Pablo y Pajaritos. Su mamá le había pedido que tuviera mucho cuidado, y que no hablara con desconocidos. La abuela le había enseñado a esconder el dinero dentro de sus zapatos, aunque ella siempre prefería ponerlos en el doblez de su vestido, donde no le molestaba. Mimi, su más fiel compañera, colgaba por su brazo. Desde que tenía memoria, la vieja muñeca de trapo había estado siempre con ella. Vestía un delantal de cuadrillé celeste que siempre le recordaba el colegio. Elvira nunca olvidaría aquel año en que se había escrito cartas de amor con Joaquín. Joaquín no era el niño más lindo del curso, pero sí el más valiente. Siempre tenía las ideas más brillantes e imponía las reglas del juego durante los recreos. Lamentablemente, Joaquín tenía una imagen que mantener ante los demás, porque como líder, no se podía saber que él andaba con niñas; eso habría mostrado debilidad. Por eso, Elvira escondía cuidadosamente las cartas bajo su banco. Él las leía a escondidas durante la hora de almuerzo, detrás de la oficina de los auxiliares de limpieza. Quizás este amor secreto era la causa de por qué Elvira nunca se había atrevido a declarar su amor públicamente.

Un potente rayo de luz sacó a Elvira de su ensoñación. Muchos años habían pasado ya desde la última vez que había paseado con Mimi. Sus manos ya no eran tan aterciopeladas como antes, y su cabello lo llevaba ahora suelto. Elvira ya no usaba vestidos, sólo pantalones. Daba igual si era verano ó invierno, siempre vestía los mismos pantalones negros. Su pelo largo y lacio colgaba sin gracia ocultando la mayor parte de su rostro. Joaquín había pasado al olvido, de hecho, le había sorprendido que lo hubiese recordado. Se preguntó qué estaría haciendo él en esos momentos. La última vez que lo vio fue durante su último día en el campo, cuando Mamá le informó sobre su decisión de mudarse a Santiago.

Al comienzo fue difícil, pero con el tiempo se acostumbró a jugar sobre cemento en vez de correr libremente por los cerros y el humo de las micros ya no le causaba alergia. Sin embargo, la vida en la ciudad nunca sería tan cálida y placentera como la del campo. Desde que vivía en la ciudad todo había cambiado: no sólo su cuerpo y su voz, sino también su mirada y el modo de andar. ¡No podía creer que Mamá hubiese preferido cambiar su vida en el campo para trabajar como empleada doméstica! Desde entonces su hogar se había reducido abruptamente a una pequeña habitación escondida detrás de la cocina.

Y así había sido el resto de su vida: Elvira siempre estaba escondida. Durante su educación, Elvira se había escondido tras los libros; tras graduarse, se había escondido en un monótono trabajo en la bodega de una tienda; y mientras otros caminaban por las ajetreadas calles de Santiago, ella viajaba en metro. Ese día, sin embargo, había recordado los dulces días en casa de sus abuelos. Ellos ya habían muerto causando mucho pesar a su madre que, tras mudarse a Santiago, nunca los volvió a ver. Sin embargo, algo se había quedado impregnado en la retina de Elvira que la hizo sonreír. Su último día en el campo, Joaquín había corrido hasta su cerca para verla por última vez. Allí, él se inclinó para besarla tiernamente en la mejilla. Quizás esa había sido la única y gran muestra de cariño que Joaquín le había dado durante su breve romance. Elvira poco recordaba de lo que venía después, pero ese día un colibrí aleteaba cerca de las hortensias y ella...ella llevaba zapatos rojos.

miércoles, enero 16, 2008

Girls just wanna have fun!

Publicado por V. en 12:32 p. m. 0 comentarios



Girls just wanna have fun!


Hoy me levanté temprano como ya me he acostumbrado a hacer durante el último tiempo. Es que esa serie me ha cautivado a tal grado que madrugar en vacaciones ya no me parece un sacrificio. Ahí estaba nuevamente mi protagonista favorita, mi heroína que -aunque tiene ciertas falencias -vive por mí todo lo que me gustaría que me ocurriese en la vida. Y es aquí que de cierto modo me gustaría tirarme un poquito las orejas: me he convertido en "la mejor amiga". Sé que esta frase la robé de "The Holiday", pero lo digo porque es algo que me preocupa. Ser la mejor amiga significa tomar un papel secundario en tu propia vida. Yo soy la que observa, la que critica...pero no la que actúa. Claramente, este rol pasivo que he asumido durante tanto tiempo es lo que a veces me hace cuestionarme qué tan feliz soy realmente.


Sin embargo no es que yo sea un caso perdido, definitivamente tengo arreglo. Últimamente he estado haciendo muchos esfuerzos por salir de ese lugar tan cómodo, pero tan aburrido, al que me acostumbré. Hoy en día me gusta tomar la iniciativa, participar en proyectos a los que antes habría dicho "sí, pero no gracias". Hoy soy yo quién decide a dónde voy, cómo voy, con quién voy. Lo que hago lo hago con cierta pre-meditación...sí, es cierto, pero tomando en cuenta de que lo hago porque YO QUIERO, y no porque "me tocó hacerlo".


Hoy fue un día bueno para mi auto-terapia. Hoy me arreglé un poquito más de la cuenta no porque hubiese un motivo particular, sino porque me simplemente me dieron ganas de hacerlo. Me sentí bonita, muy bonita. Salí con el pecho erguido a hacer unas diligencias de rutina procurando darles un "algo" especial, sólo por diversión. De vuelta, en la micro, me sentí observada. "Debe ser porque estoy bonita", pensé...pero cuando me paré para bajarme me di cuenta que toda esa paranoia podía deberse a que era la única mujer en toda la micro! Sinceramente nunca me había pasado ir en una micro llena de gente, y ser la única mujer...fue un tanto extraño. Pero decidí pensar que sólo me miraron porque me encontraron bonita, y que todo el resto era mera coincidencia.

Sonreí a todos quienes se me cruzaron por el camino, saludé a algunas personas que me parecieron conocidas. Caminé como si fuera la última mujer sobre la tierra, como si tuviera el derecho a ocupar toda la calle meneando mis caderas, sacudiendo mi pelo, sonriendo a quien fuera. Yo, la que se ocultaba tras las otras amigas a la hora de salir...yo me mostré, porque quise hacerlo, porque quise que me notaran, porque me gusta sentirme mujer. Quizás mañana me arrepienta de haber contado esta historia, de admitir mis caprichos de coquetería...pero qué importa! Sólo lo hice por diversión, porque yo puedo ser quien quiera ser, y no la que otros esperan que yo sea.

lunes, enero 14, 2008

Periodo Arcoiris

Publicado por V. en 10:16 a. m. 0 comentarios


El Periodo Arcoiris


Quisiera dejar un rastro de lo que estoy sintiendo ahora. Hay pocos momentos en la vida en los que uno puede declarar absoluta plenitud, y este es uno de ellos. Recuerdo que la última vez que pude decir tal cosa, tenía 18 años y me preparaba para hacer mi primer viaje a solas fuera del país. Ese año partí a Atlanta, y volví convertida en una nueva persona con la cabeza pesada de tantas cosas que pensar. Desde entonces que muchas cosas han ocurrido en mi vida, que han intentado volcar mi barquito de armonía.
Sin embargo, hoy me atrevo a sostener con absoluta convicción que soy una persona inmensamente feliz. No hay nada que perturbe mi estado, ya que serenidad es el combustible que alimenta actualmente mi alma. Nunca he sido una persona particularmente tormentosa, pero sí he tenido duros momentos de decadencia.

Sólo desde hace algún tiempo vengo a descubrir que las últimas grandes olas que amenazaron con derribar mi embarcación han desaparecido dejando atrás la última gran tormenta de mi vida. He notado que soy una nueva persona, más fuerte y sabia que la que antes fui. Sé que tal juicio puede ser un tanto apresurado dado lo joven que soy, pero ¿por qué no celebrar la felicidad que siento en estos momentos?

Todos los grandes artistas han pasado por sus periodos azul, rosa, etc...y es por eso que denomino esta etapa de mi vida como mi "Periodo Arcoiris". Lo he llamado así porque día a día voy notando nuevos matices en mi vida. Y aunque alguna vez las cosas me parecieron ser simplemente en blanco ó negro, ahora veo que hay una serie de colores que, aunque siempre habían estado ahí, recién estoy empezando a distinguir. Es increíble que tras veinte años de humilde existencia el mundo siga ofreciendo tamañas sorpresas. Y es de esperar que estas no sean las últimas, sino las primeras de un sinfín de posibilidades que se me van a presentar. Por eso mi principal objetivo en este periodo es descubrir y experimentar, disponiéndome a intentar senderos distintos que antes jamás me habría atrevido a tomar.


domingo, enero 13, 2008

Yo, súperheroína.

Publicado por V. en 8:14 a. m. 4 comentarios

Yo, superheroína.

Ha llegado mi momento, el momento que había estado esperando toda mi vida: yo, convertida en superheroína. Recuerdo mis días de niñez en los que esperaba con ansias a alguien que viniera a rescatarme de los malos momentos. Esos malos momentos en que mi peleaba con mi hermana, ó mi mamá me castigaba "injustamente", ó simplemente porque tenía pena...porque sí. En esos momentos, yo soñaba con encontrar una mano amiga que me acogiera y cobijara; alguien que me consolara. Pero los días pasaron y nadie apareció: yo siempre lloré sola.

Hoy las cosas siguen más ó menos igual para mí, las penas las paso sola, sólo que ahora se descargarlas a través de mi escritura. Las letras se han convertido en un arma de batalla para mí. Cuando lo necesito, me protegen, cuando lo requiero, ataco. Pero hay personas que no han tenido la misma suerte que yo. Personas que deben guardarse sus penas, tragarse las lágrimas, ahogar el llanto en silencio. Y algunas de esas personas no son muy lejanas a mí.

Hoy mi hermanito lloró. Lloró con amargura porque lo castigaron. Esto parece bastante normal a simple vista; padres que castigan a sus hijos por alguna falta. ¿Saben cuál fue la falta esta vez? El niño no se atrevió a dar su primer paseo en bicicleta sin rueditas de apoyo. Le dio miedo, y decidió ponerse a llorar. Lo castigaron por armar escándalo, por una inusitada "pataleta".

No es mi intención juzgar a mis padres por como crían a sus hijos. La tarea de ser padres nunca ha sido fácil. Seguramente yo me he llevado la mayor parte de sus chascarros por ser la primera. Pero ahora que soy mayor, sé que lo que necesita ese niño no es una mano dura que lo castigue por cobarde, si no una mano amiga que lo apoye y le dé valor para intentar cosas nuevas. Fue así que, en silencio, me acerqué hasta el ovillito que había de él en la cama y lo abracé. Bañado en lágrimas, me miró con una pena infinita y se echó a llorar a fuerza de pulmón sobre mi hombro.

Yo sólo acaricié su cabecita, mientras dulcemente le susurraba al oído "shu-shuuu...todo va a estar bien". "Me asusté", me dijo, "me asusté, eso es todo. Yo no quería andar sin rueditas todavía." Es increíble lo simple que es la mente de un niño: si se asusta, llora. Seguramente, de haber estado yo en la misma situación, habría creado una excusa para justificar mi miedo. Quizás habría inventado una extraña historia que me causó un trauma hacia las bicicletas, qué se yo! Pero lo que si sé es que un niño asustado no necesita reprimenda, sino apoyo. Y así fue cómo, sin siquiera planearlo, me convertí en súperheroína.

Él me abrazó fuertemente con sus manitas alrededor de mi cuello y dijo "ojalá pudiéramos salir de aquí volando." Lamentablemente mis poderes son limitados, y volar no es uno de ellos. Pero sí lo tomé en brazos y lo paseé por la casa hasta que la pena pareció desaparecer por completo. Y como niño que es, rápidamente todo había quedado olvidado -ahora sólo quería salir a jugar nuevamente.

Así es que los súperhéroes no necesariamente deben saber volar, ó tener vista de rayos X. Los súperhéroes son las personas que llegan oportunamente a rescatarnos de nuestras desdichas, a salvarnos del mal que nos rodea. Debo decir que me gusta mi papel de súperheroína. El héroe que tanto esperé durante mi infancia nunca llegó, pero yo sí quiero llegar a tiempo para asistir a mis hermanitos cuando me necesiten. Si no...de qué sirve ser la hermana mayor??

sábado, enero 12, 2008

Tengo manos de flamenca...

Publicado por V. en 5:24 p. m. 0 comentarios


Tengo manos de flamenca...

Tengo manos de flamenca. Lo descubrí ayer, cuando caminaba por el parque. Mis manos, aunque siempre han sido las mismas, ya no son como antes. Ahora han tomado forma, una posición. Cada dedo se acomoda dócilmente como las plumillas de un dientes de león y, como llevados por el viento, acarician el horizonte. Mis brazos ya no cuelgan a mi lado, sino que danzan acompasadamente junto a mi corazón.

Mis manos, que alguna vez me parecieron tan feas y descuidadas, se han transformado en instrumentos de precisión que modelan con gracia. A veces, sin darme cuenta, giran suavemente como los remolinos de papel soplados por el aliento de un niño. Otras veces, son verdaderas palomillas que revolotean a mi alrededor.

Me gusta ver cómo mis manos se han amistado con mis brazos. Ahora suelen jugar en armonía, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, formando abanicos y torbellinos. Mis manos saben esconderse en un puño, disfrazarse de flores con los dedos como pétalos ó mostrarse cariñosas con una leve oscilación. Mis manos son las mismas de siempre, pero ya no se comportan como antes.

Me gustan mis manos. Mis manos son lindas y se saben mover. A veces me sorprenden cuando, llevadas por un impulso de vida propia, descubren formas y posiciones que antes jamás habría imaginado. Tengo manos de flamenca y eso me gusta. Son alegres, armoniosas y glamorosas. Les gusta bailar mientras camino, y me acompañan por doquier. Tengo manos de flamenca, y qué le voy a hacer!

jueves, enero 10, 2008

De vacaciones

Publicado por V. en 2:06 p. m. 0 comentarios
De vacaciones.

Por fin me decidí: renuncié a todos los planes que tenía para quedarme en Santiago y opté por lanzarme a la aventura. Así es, me voy de campamento! Y es muy raro, porque tengo la extraña impresión de que todo va a salir bien, y que de algún modo u otro me voy a divertir. "Obvio", dirán algunos, pero para mí no lo es necesariamente.

Todos los años hay una batalla familiar por decidir el destino vacacional. Y a pesar de que con mi hermana hemos creado una alianza implacable que se opone férreamente al tradicional campamento familiar, nuestras súplicas nunca han sido escuchadas. Todos los años de mi vida, desde que cumplí los 6 meses de edad, he tenido que someterme al regimen militar del campamento familiar. Muchos me han tildado de malagradecida por no valorar el esfuerzo que hacen mis padres por llevarme a acampar todos los años, y seguramente lo valoraría...de no ser porque lo odio! Siempre vamos al sur, siempre todos apretujados en un auto diseñado para un menor número de ocupantes de los que vamos, siempre con sobrecarga de equipaje, siempre en un caos de canciones y murmullos incesantes.

Yo soy como Garfield. Me gusta sentarme en mi silloncito a ver TV, ó frente al monitor del computador a escribir/leer emails, disfrutar de una buena novela, escuchar música...en fin, todas esas cosas que puedes hacer tranquila y placenteramente al interior del hogar. Si quiero hacer deportes, me gusta ir al gimnasio. Si necesito aire libre, salgo un ratito al jardín. Pero jamás pasaría por mi alocada -y a veces retorcida- mente, privarme de todas las comodidades de la civilización para internarme en el lugar más aislado y despoblado de la tierra.

Quizás esa esa la principal razón de por qué odio tanto ir a acampar con mi familia. Tal vez las vacaciones no serían tan terribles si tuviera algo con qué distraerme, pero mi mamá siempre escoge el lugar más apartado e inóspito de todos. Ella alega que de este modo estamos obligados a compartir tiempo en familia, y que apartarse de toda la civilización es la única manera de descansar realmente. Pero lo que ella no considera es que cada vez que nos obligamos a pasar TODO EL TIEMPO JUNTOS, empezamos a notar las deficiencias de cada uno, hasta que estas llegan a hacerse absolutamente insoportables. Por ejemplo, cuando conocí a mi padrastro yo no tenía idea de que él roncaba. Pero estando en medio de la nada, donde la noche es oscuridad y silencio absoluto, no sólo descubrí que el hombre roncaba...si no que era un oso en plena hibernación! Y eso no sería nada, porque cuando decidimos invitar a mi abuela a acampar con nosotros hace un par de años atrás, descubría que ella roncaba aún más!

Y eso no es nada...esas son molestias "casi" inexistentes. Lo peor es cuando empiezas a notar la mentalidad machista de tu mamá (sobretodo cuando mis hermanos tienen derecho para ir a jugar a la playa, mientras que yo y mi hermana debemos quedarnos lavando platos), ó la odiosidad de las "bromas" de tu padrastro (comentarios que generalmente atentan contra tu inteligencia), etc.

Pero este año nada de esto será igual. Porque este año YO DECIDI que quiero ir de campamento. Y lo haré a mi estilo: con todas las comodidades que necesite. Así que excuse me, pero yo me voy a dedicar a escribir todo lo que se me ocurra escribir (en cuaderno claro, pero algo es algo), voy a escuchar toda la música que quiera escuchar (bendita sea la música en Mp3!), voy a leer todo lo que quiera leer, y aunque no pueda ver TV, no importa porque yo voy a disfrutar!

Este año nuestro destino será el Lago Lanalhue (por millonésima vez en la vida...por qué mi mamá será tan poco original?) y pienso fotografiar hasta el último detalle del desolado camping en donde seguramente nos instalaremos. Este es mi último veraneo en Chile hasta dentro de mucho tiempo (no lo olviden: el próximo año para esta fecha todavía estaré de intercambio!) así que TENGO que pasarlo D-I-V-I-N-O!

domingo, enero 06, 2008

¿Y a dónde se fueron las mariposas?

Publicado por V. en 5:25 p. m. 0 comentarios

¿Y a dónde se fueron las mariposas?


Es extraño lo mucho que he cambiado en el último tiempo. Poco queda de la niña dulce e inocente que nada sabía del mundo. Paulatinamente me he estado convirtiendo en una persona más sabia y segura de sí misma que ha descubierto que si se quiere, se puede. Hace no mucho tiempo, aseguraba que ciertas descepciones me habían arruinado la vida y que jamás podría olvidarlas. Hoy me doy cuenta que nada de eso es así, y poco a poco me he vuelto muy feliz. Sin embargo, no todo es perfecto. En mi proceso de aprendizaje y crecimiento he perdido algunas características que le daban un gustillo especial a la vida. Por ejemplo, recuerdo con nostalgia aquellos días en que la más mínima emoción me causaba esa sensación de mariposas en el estómago.

Si me gustaba alguien...mariposas.
Si una película era buena...mariposas.
Si me identificaba con una canción...mariposas.
Si un libro me parecía interesante...mariposas.
Si mi imaginación creaba mundos alternativos donde todo era color de rosa...mariposas.

Esas mariposas revoloteaban en mi estómago como las burbujas de una gaseosa recorren la garganta. Eran como un torbellino cálido y placentero que recorría mi cuerpo de pies a cabeza. El sólo recuerdo de su cosquilleo me hace sentir inmensamente feliz. Pero desde aquí a hace algún tiempo que las mariposas volaron lejos y no han vuelto más. ¿Qué puede ser más terrible que la pérdida de esa sensación tan única y especial?

Algunos me dicen que debo aceptar que mis días de niñez y adolescencia han quedado definitivamente a atrás. Y bueno, eso puedo aceptarlo por mucho que me aterrorice la idea de hacerme llamar "adulta". Pero perder el 'efecto mariposa' (que para mí nada tiene que ver con lo de causa-consecuencia) va mucho más allá de eso. Es perder el asombro por las cosas nuevas que se presentan, es perder la fascinación por lo desconocido...es como si ya nada se pudiese vivir por la primera vez. Y nada me puede parecer más deprimente.

Por eso, me resisto a creer que las mariposas han migrado para siempre. Estoy segura de que ellas siguen ahí, escondidas en algún rincón de mi estómago. Sólo se han quedado dormidas esperando que un agente externo venga y las reviva. El problema está en encontrar a ese agente...pero ya recordé la última vez que las mariposas revolotearon por ahí. Fue en mi primera presentación de flamenco, el año pasado. Lo recordé porque este año, mientras estaba sobre el escenario, pues noté que las mariposas ya no estaban ahí. Y me asusté.

Por eso, ahora busco experiencias nuevas que me permitan revivirlas aunque sea por unos breves instantes. Afortunadamente, este año se viene una bien grande: el famoso y anhelado "intercambio", que es sólo un gran título para denominar un sinnúmero de nuevas experiencias que se vienen por delante. Quiero ver, sentir, experimentar. Y como dije anteriormente, sin importar lo que haga, lo importante es pasarlo bien. Si tengo suerte, y si mis instintos me han aconsejado bien, este año una gran bandada de mariposas recorrerá mi guatita por un buen tiempo con variedad de especies y coloridos.

jueves, enero 03, 2008

De la danza y las complicaciones femeninas

Publicado por V. en 4:11 p. m. 0 comentarios
De la danza y las complicaciones femeninas

No es secreto para nadie que me guste el baile. Y más que el baile, la danza. No sé si hay una diferencia real entre ambos términos, pero para mí el baile es algo más de aficionado, mientras que la danza se impone como una disciplina, un arte. Yo me dedico a la danza. Me gusta ese arte de saber cómo colocar las manos, de cómo cambiar de una posición a otra, que la mirada, que la sonrisa...en el fondo, manejar una destreza.

Aunque debo admitir que también me gusta el baile. Poder disfrutar de un rato en el que tu cuerpo se mueve libremente con la música, sin pensar necesariamente en nada. Lamentablemente, esto se da en muy pocas ocasiones, porque yo no soy así. Yo no puedo bailar sin pensar en cómo se ven mis manos ó en cómo variar los movimientos. Y aunque alguno pudiese pensar que en ello no hay goce, conmigo estaría equivocado. La verdad es que soy un tanto perfeccionista.

En estos momentos, me encuentro preparando mi presentación de fin de año. Es cierto que ya cambiamos de año, pero esto había quedado pendiente ¿Por qué? Por el tema de las complicaciones femeninas. Yo bailo flamenco, y en este género--sobretodo en Chile--la mayoría de sus practicantes son mujeres. Y bien, el punto es que la presentación debía ser a fines de noviembre, pero las otras chicas con quienes bailo decidieron que era demasiado pronto y que había detalles que arreglar. Yo estuve de acuerdo, si se aplazaba un par de semanitas, sólo podía beneficiarnos. Pero luego aparecieron nuevas complicaciones: se acercaba la Navidad, había que decorar las casas, comprar los obsequios, y planear el festín de Noche Buena.

En fin, que no sé cómo la fecha quedó para enero. Aún así siguieron los reclamos: unas que se van de vacaciones, otras que comenzaban a trabajar en horario nuevo, etc. Tal vez la solución habría sido no presentarse, pero entonces ¿de qué habría servido practicar todo un año? Todo nuestro esfuerzo por ensayar todas esas coreografías habrían quedado en nada. No, la presentación tenía que ir...y se haría en enero. Ok, invitemos a todos a ir en enero.

Luego surgieron otros problemas, principalmente relacionados con el vestuario. Lamentablemente, nadie se había preocupado de ese pequeño GRAN detalle. Así que me ofrecí voluntariamente para hacerlo, pero al parecer las cosas no eran tan fáciles como yo pensaba. Me dediqué a dibujar dos ó tres bocetos de cómo pensaba que debían ir los trajes. Pero al mostrarles mi obra de arte, comenzaron las quejas de que los colores, que la forma, que a unas las haría ver muy flacas, que a otras muy gordas. Finalmente, tras muchas discusiones y caras largas, llegamos a un consenso.

Pero la historia no acaba ahí. Porque ahora venía la parte de decidir qué costurera nos haría los vestidos: algunas optaban por la más barata, otras por la más talentosa, otras por una que les era regalona, etc. Terminamos encargando vestidos a dos costureras distintas. Y nuevamente aparecieron reclamos: que por qué tenía que ir a dos lugares distintos a tomarme las medidas, que por qué no le pagábamos cada una independientemente, que debíamos hacer un fondo común y pagar todas juntas.

Ojalá la historia hubiese quedado ahí. Vinieron los ensayos "extra" y quedamos que serían en mi casa. Afortunadamente nadie reclamó por eso, ya que nadie más quería poner su hogar. Pero sí hubo disputas por los horarios. No quiero explicar en detalle lo que sucedió, pero digamos que asumí un papel de dictadora. Es increíble como una dictadura puede restablecer la paz, ya que desde entonces no hubo más disputas.

Desafortunadamente, a alguien se le ocurrió sugerir que debíamos pensar en qué peinado usaríamos todas. Yo tiré la toalla, no pienso pelear por cuál lado irá la partidura ¡que la dictadora sea otra! Luego seguramente vendrá la discusión sobre el maquillaje...total, que si tengo que ir con afro y nariz de payaso, me da igual. Lo que me importa es la danza, porque es mi arte, lo que yo hago y lo que me hace feliz. Porque ya no importan los detalles externos, sino esa sensación endógena en la que me transformo en un haz de movimiento que transmite emociones hacia los demás. Eso es el flamenco, y el flamenco es mi vida.

martes, enero 01, 2008

Año nuevo, vida nueva.

Publicado por V. en 10:12 a. m. 0 comentarios
MIS PROPÓSITOS PARA EL 2008

No hay nada peor que empezar un año sin tener metas claras que alcanzar para el fin de año. Sé que es muy extraño comenzar algo pensando inmediatamente en su final, pero es bueno estar organizada. Al tener propósitos, aún si estos no se cumplen, de alguna manera de se puede enfocar y dar un sentido a la vida.

Entonces...¿qué planes tengo para el transcurso de mi breve y sútil existencia durante este año?

Mmm...veamos:

1) Cumplir los propósitos que me proponga...o al menos intentar cumplirlos...o tener presente que alguna vez tuve propósitos en mi vida.

2) Abstracto, pero importante - ser feliz y compartir mi felicidad con las personas que amo.

3) Cumplir con mis obligaciones básicas, impuestas y auto-impuestas: estudios, trabajo, hobbies...etc.

4) Pase lo que pase, tengo que PASARLO BIEN.

5) Irme de intercambio, aprovechar el intercambio, disfrutar el intercambio.

6) Aprender al menos una docena de cosas nuevas (y preferentemente buenas o útiles).

7) Pasar tiempo de calidad con mi familia y amigos.

8) Ser un poquito más humilde y auto-crítica.

9) Mejorar...definitivamente mejorar.

10) Terminar el año con la grata satisfacción de saber que de alguna manera u otra crecí y me estoy superando.


Seguramente miles de otros propósitos irán surgiendo durante el año, pero por lo menos diez es un número bastante prudente y acertado para comenzar. Para mí, este 2008 promete ser un gran año, con ciertas dificultades prácticas, es cierto, pero también un año de grandes desafíos. Por ejemplo, irme de intercambio significa que por primera vez viviré sola, bajo mi propia resposabilidad y tutela. También representa un gran cambio en mi estilo de vida, ya que siempre he vivido junto a mi numerosa y aclanada familia. Este año me he prometido asumir un rol protagónico en mi diario vivir y no el papel secundario al que me había remitido. Y si lo pensamos así: ¿qué es mejor que un nuevo año para comenzar llena de optimismo e iniciativa?
 

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